Mamá. yo te quiero

El sábado 21/10/06 le dije a mi mamá (por teléfono) que de momento, no pienso regresar a vivir a la Argentina.

Ella ya lo sabía, porque no es la primera vez que le confieso mi decisión de quedarme aquí pase lo que pase.

Y se entristeció como era de preveer.

Le pedí que reemplazara esa tristeza que siente ante mi ausencia, por alegría; dado que yo soy feliz aquí. Soy felíz porque puedo hacer mis sueños realidad y porque no me siento sola. Además... sigo escribiendo poesía y tengo muchas ilusiones de sacar mis libros en España.

Le recordé que los pensamientos, a pesar de que exista un océano de por medio, influyen sobre las personas; porque son como vínculos invisibles que nos enlazan... con quienes nos piensan... Y si ella está siempre triste, esa tristeza a mí me va a afectar; y si está deseando que regrese a la Argentina; ese pensamiento me sujetará de alguna manera misteriosa para que yo no logre alguno de los sueños que tengan que ver con mis ganas de echar raíces aquí...

No sé si lo comprendió, espero que sí...

Hace 4 años que me fuí de allá, y pienso regresar cuando pueda, pero por ahora, solo de visita.

Aferrarnos a las personas, como a las cosas o bienes materiales, nos hará mucho daño en el futuro. Porque las cosas se pueden perder o extraviar; y las personas... no siempre estarán a nuestra disposición las 24 horas (por diferentes y ajenos motivos).

Yo soy de los que piensan, que depender de otros (cuando no es necesario ni física ni psicológicamente), al extremo de sujetarse de éstos y no soltarlos ni siquiera para dejarlos respirar un poco; nos impide seguir creciendo, desarrollarnos como seres libres e independientes que somos, y nos mata poco a poco. El daño es mutuo. Sufre tanto quien se mete dentro de la mochila que llevás en la espalda, como vos...

Pensalo.

Sindi