Antes de venirme para España, estuve 2 años trabajando el desapego y preparando a mi familia, para tan dolorosa separación.
Creo... que lo hice muy bien, porque durante los primeros seis meses en España, por quien más lloraba (yo) era por mi GATITO PICHU. A él no pude prepararlo, no sabía como hacerlo. Además... fue quien estuvo conmigo hasta el último momento. No se enteró cuando me fuí, pero estoy segura que percibió todo...
Luego, a medida en que los días iban transcurriendo, empecé a extrañar a mis sobrinos (Lolita, Brunito, Jime, Ayelén y Goncy). No se imaginan cuanto los eché de menos, noches enteras llorando por ellos estuve.
Un zapatito de Lolita, era mi cable a tierra argentina... Bastaba verlo, con un ligero pestañeo, para romper en llanto.
A los mayores... no los extraño. Tengo que ser sincera, lo siento... (en realidad no lo siento).
Empiezo de nuevo...
A los mayores, no los extraño; porque hablo con ellos muy a menudo, nos escribimos, estamos conectados telepáticamente; nos encontramos con el pensamiento... nos sentimos unidos a pesar de la distancia. Sé que ellos, sí me extrañan a mí. Mi madre, aún no puede comprender por qué dí este paso... ha sido y es muy duro para ella, que yo me haya ido de su lado. Su Sindita, era la más mimosa y compañera que los otros dos hermanos (tan parecidos ellos, a mi papá, por su forma de ser).
En marzo/05 estuve en Buenos Aires, me reencontré con ellos... No fue tan lindo y acogedor como yo esperaba... Han cambiado mucho, se han distanciado entre sí (mi madre, mis tios, primos, hermanos). Se agreden con frecuencia verbalmente. El sentido del respeto, lo han perdido. No volví en un buen momento, y eso sí que me ha dolido, porque no pude disfrutarlos.
Pero mis sobrinos... a ellos sí... y a mi gatooooooooo ¡¡también!!!!!!!
¿Me preguntan si se extraña a los seres queridos, a los amigos, al barrio y a la Patria?
Si... se extraña... pero cada uno lo vive de una manera diferente y única.
El destierro, generalmente es voluntario... por lo tanto, eso exige de nuestra parte, que nos hagamos cargo de todo cuanto nos suceda, con valor, fuerza y optimismo. Tratando de ver lo bueno que tiene la vida para ofrecernos, aprendiendo de las malas experiencias, disfrutando de las expléndidas... y compartiendo, toda esa riqueza que vamos adquiriendo a lo largo del camino, con cuantos estén necesitados de ellos.
Los emigrantes retornados, somos muy ricos...
Sinda
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