La Amistad y el Pañuelo

Cuando hablo de mí, siento que me vacío. Que mis palabras no caen en el fondo de un vaso limpio. Que mis experiencias apenas son la distracción de quien no tiene nada que hacer. Si cuento en un chat o verbalmente como va mi vida, las palabras no se las lleva el viento, sino la tecnología.

A veces llegan al destinatario, que finje tener tiempo de leerme y poca atención presta a lo que le estoy contando (siempre que antes haya preguntado primero).

Porque si no preguntan, no cuento. Y ultimamente, la gente que dice quererme debe tener tantas preocupaciones o problemas, que no tiene unos minutos para desear con el corazón, saber algo de mí.

También me rodean personas que lo único que pretenden es hablar y hablar siempre de sí mismas. ¡Cómo me cansan! Sin embargo no se los digo, porque si se los digo se ofenden, y en el fondo... como todo el mundo, siguen siendo buenos amigos.

Hoy tal vez no estén como yo deseo, pero en el pasado estuvieron, y eso para mí cuenta mucho. Nunca me olvido de la gente que me ha ayudado, me ha tirado un cable a tierra, me ha consolado, alentado, motivado.

Es mi tarea estar para ellos, y poner la oreja (cuando tengo la bendita posibilidad de escucharlos) o los ojos, para leerlos y ver también un poco más allá...

Los que me conocen en la intimidad, los que tienen conmigo una relación de más de 6 años, saben que puedo intuirlos, leerles los pensamientos e incluso escucharlos aunque miles de kilómetros medien entre nosotros.

Lamentablemente para muchos, todas las almas son para mí transparentes; por eso, yo sé lo que digo y por qué lo digo (detesto dar explicaciones); y quien recibe mi mensaje, la mayoría de las veces (si se dá cuenta), queda sorprendido.

Esto de darse cuenta depende de la atención que me esté brindando en el momento en que me toca participar. Si está al 100% conmigo, logrará conocerme un poco más; pero si no lo está, pasará ese instante como nuestra sombra, sin ser percibido.

Ahora hay muchas series de tv y progamas científicos que hablan sobre esto, asi que quien quiera profundizar o descubrir como aprender a dominar estos poderes especiales que están al alcance de todos; tendrá que ser autodidacta y ponerse a investigar... Material hay de sobra.

Volviendo al tema en cuestión, ayer me sentí vacía, luego de charlar con dos personas que yo aprecio mucho y considero amigas del alma. Me sentí usada por ellas.

Cuando les cuento algo feo, están presentes hasta que me reponga. Pero cuando me repongo, y quiero compartir cosas lindas, leo sus pensamientos, sé todo lo que imaginan, lo que sienten, lo que las perturba; y también lo que opinan sobre ESO que a mí me hace feliz.

No se ponen tan contentas como yo esperaba.

Una amistad ¿era para lo bueno y lo malo? ¿Verdad? Pues... hace tiempo, que la gente solo quiere saber lo malo. ¿Por qué serán tan negativos?

A mí, la felicidad de mis amigos y familiares, ME HACE TAMBIÉN FELIZ!

Pero mi felicidad (y perdón por repetir siempre las mismas palabras), solo me hace a mí y unos pocos. Los demás, los que yo esperaba que siguieran siendo receptivos conmigo, le restan importancia y si pueden, intentan ver el lado oscuro de aquello que me hace sonreir.

Entonces... ¿para qué seguir hablandoles de mí? Si es poco lo que me aportan. Ahora se me ocurre otra pregunta... ¿y si ya es tiempo de dejarlos atrás y volver (como hice en el 2003), a romper vínculos? A lo mejor, un amigo no es para siempre como dice el refrán: "Un amigo es un sol que se guarda para siempre".

A lo mejor, llegado este punto en el que pocas cosas nos unen y el desinterés por el otro es muy notable, entonces... ¿para que mantener una relación cuya consecuencias es la sensación de vacío y tristeza?

Yo pienso que un amigo/a además de estar en lo bueno y en lo malo, no está esperando a que vos aparezcas, para preguntarte como estás. Un amigo, te escucha y tus palabras no caen en un vaso vacío, sino en su corazón que las absorve como si fueran suyas. Un verdadero amigo, siente empatía por lo que te sucede, y está ahí firme, aunque no lo necesites. Y no permite que el silencio ocupe el lugar que debería ser rellenado con ternura.

Me estoy replanteando 2 vínculos, con 2 chicas a quien quiero mucho. Sé que ellas no vendrán a leerme por acá, ni por mi web (no les interesa). Asi que si vos me estás leyendo, sabrás que no sos ninguna de las musas que me inspira.

Yo estoy recontenta por las cosas que les conté en el posteo de ayer y por otras cosas más que me están sucediendo y que no puedo contar. Nada empañará mi felicidad, ni ellas, ni quien se sume a la lista después.

Y algo más, quien me ha cerrado su puerta y además, no la abre cuando yo golpeo; no espere que le reciba con los brazos abiertos. No seré aquel pañuelo, que le secaba las lágrimas y le quitaba los mocos.

Comprendido?

Gracias...


Sindi