Esta tarde, fuimos con Gustavo, hasta el polígono industrial de Riaño 1 (Asturias). Mientras nos reparaban el coche, decidimos ir a una cafetería, para beber algo y protegernos del sol. Hacía mucho calor...
Al principio, no me había dado cuenta de lo especial que era ese sitio.
Primero sentí la energía, en sus colores rosados, marrones y amarillos.
Sentí las miradas, que no supe de dónde venían, hasta que me percaté de las ilustraciones en las paredes.
De cerca, eran solo rostros armados con trazos finos y gruesos, prolijamente dibujados con algún programa informático.
De lejos se revelaban rostros llenos de vida, que arañaban las paredes con sus ojos.
De lejos... el pasado de Asturias, que día a día, es Presente. El carbón, los mineros y sus familias.
Me acordé de mi padre, que no fué minero, pero tuvo varios bares dedicados a Asturias, en Argentina.
Vino a mi memoria, un poema (Portal 28 Bajo D) de mi amigo el poeta asturiano Pidal Montes, en el que narra como fluye sangre negra, por las venas de su hija. Sangre negra, por el carbón...
Y en este momento recuerdo a Luis, un abuelito al que cuidé durante un tiempo cuando yo vivía en Gijón. Luis había sido minero en la Camocha y si no me equivoco, tenía serios problemas respiratorios, a raíz de su trabajo en la mina.
Historias, que se narran con imágenes, como las que encontré en este bar.
Amo esta tierra, porque es agradecida con su pasado.
Amo a los dos niños (ver fotos) que descubrí jugando, debajo de la mesa que Gustavo y yo, ocupábamos.
Amo a esos hombres de la barra, porque me transmiten fuerza y esperanza.
Amo
sentirme
asturiana.
Sinda
2 Ciudadanos del Mundo:
Una dulce descripcion que en pocas palabras vas entregando el corazon, que rebosa de vida, de amor y ternura. Precioso amiga, gracias por regalarnos parte de ese tesoro que es tu diario, un abrazo y todo mi afecto para ti.
Sonia
¡Qué momento! ¡Amo cada uno de esos momentos!
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