Mi sangre, hay mi sangre... asturiana, andaluza, italiana... Me faltaba conocer la tierra de mi abuelo materno Andrés Berdugo. Necesitaba conectar con la otra parte de mis raíces, caminar por las calles que lo vieron nacer, sumergirme en el mar que seguramente alguna vez bañó sus pies. El mar mediterráneo.
Mi abuelo Andrés nació en San Pedro Alcántara (Marbella, Andalucía) y cuando cumplió 9 años de edad, emigró junto a su familia, a Buenos Aires.
Todos los recuerdos que tengo de él, los reviví intensamente durante los 15 días que permanecí en su tierra.
No cabía ninguna duda, mi abuelo era un auténtico andaluz: alegre, divertido, trabajador y muy inteligente. Le encantaba el vino, el sol y las mujeres.
Poseía una gran mentalidad empresarial y el no haber terminado sus estudios, para nada le impidió tener éxito en todo lo que emprendía con entusiasmo. Él se guiaba por su intuición y acertaba.
Apasionado de la vida, vivía día a día, sin recordar el pasado ni pensar en el futuro. A mi abuela, su esposa, siempre la trató como a una reina.
Fanático de Boca Juniors no se perdía ni uno solo de sus partidos. Cada vez que Boca jugaba, el salón de mi casa parecía un estadio de fútbol; no por la cantidad de gente que había, sino por los gritos que mi abuelo daba cada vez que Boca ganaba o perdía.
Trabajó en uno de los Ministerios del Gobierno de Buenos Aires, como cerrajero y encargado de mantenimiento. Pero paralelamente a su trabajo de funcionario, tenía su propia empresita: una cerrajería que permaneció abierta durante 50 años, en la calle Esmeralda nro. 561 del Microcentro Porteño.
Gracias a mi abuelo empecé a sentir el gustito por los viajes...
Gracias a mi abuelo pude estudiar y formarme en Bachiller Mercantil. También gracias a mi padre, pero quien movía todo y disponía las cosas para que se dieran con más facilidad en mi vida, era él, mi abuelo Andrés.
Gracias a mi abuelo que me convenció para que me anotara en un curso, me recibí de "mecanógrafa" en la famosa Academia Pitman de Buenos Aires. Habilidad que cobró importancia y continuó desarrollándose, cuando empecé a escribir mis primeras poesías y cuentos.
Nunca supe de los dolores que él tenía, ni de sus tristezas; aunque cada vez que llegaba el día de la madre, mi abuelo Andrés lloraba como un niño, recordando a la suya: mi bisabuela María.
Tenía vicios, como todo el mundo, uno de ellos era el cigarrillo. Lo había descubierto a los 9 años, precisamente en el barco, que lo traía hacia Buenos Aires. Desde entonces y hasta el día en que subió al cielo, llevó en sus bolsillos dos paquetes de cigarrillos, un rubio y otro negro.
Estando allá, en Andalucía, llamé a mi madre por teléfono (ella vive en Buenos Aires) y entre las impresiones del viaje que le comenté, también le dije que... me sentía 100% Completada. Ahora ya puedo decir que he conectado con mis raíces, mi fuente, mis orígenes.
Creo que todos los que somos hijos de la emigración, hijos de emprendedores como nuestros padres y abuelos; deberíamos al menos, una vez en la vida, visitar la tierra desde la cuál partieron... con sueños, con alegría, tristeza y aceptación...
Existen muchas formas de viajar, no necesariamente puede hacerse en persona, eso ya llegará si es necesario.
Ahora con internet, se puede hacer mental y espiritualmente, sin salir de casa.
Otra opción es la televisión. En la actualidad existen (al menos en España) más de 5 programas de TV dedicados a los "españoles por el mundo, madrileños por el mundo, asturianos por el mundo, aragoneses por el mundo, callejeros en el mundo etc...".
La primera vez que viajé a San Pedro Alcántara, fue virtualmente... y como todo lo que se visualiza y se desea con mucha fe, acaba cumpliéndose... pude hacer mi sueño realidad, sin el mínimo esfuerzo.
Cuando algo tiene que ser, sucede naturalmente; como el vuelo de las aves, la flor que se abre por la noche y el grillo que comienza a cantar, dentro de un estudio de radio...
Paz, Amor, Alegría y Gratitud!
Enlaces relacionados:
Ayuntamiento de San Pedro Alcántara
San Pedro Alcántara en Wikipedia
Ayuntamiento de Marbella
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