Nací en el mundo equivocado,
pero estoy en el lugar adecuado.
Estoy dónde debo estar.
Desilusionada, porque afortunadamente nada es como lo imagino.
Nadie se parece a mí.
Nadie es como yo le sueño.
Nadie me ve, sin quitarse las vendas de los ojos.
Nadie me escucha, cuando hago silencio.
Desilusionada, es decir, sin ilusión, sin deseo, sin expectativas, sin apego.
Desilusionada, es decir, LIBRE.
Libre de ir de aquí para allá.
Libre de callarme cuando lo sienta o pelearme, si me da la gana.
Libre de hacer el amor o descansar.
Libre de soñar y no revelarle a nadie mis sueños.
Libre como el agua que ante nada se detiene.
Libre como el viento, que sopla hacia dónde quiere.
Libre para seguir aprendiendo.
Yo nunca me cierro.
A mí me gustan las puertas sin llave,
mirar tras los cristales,
las ventanas abiertas.
Me encanta meditar bajo el único techo que me protege:
el cielo.
Yo... sigo mi camino,
y cada vez estoy más lejos.
Sé que llegará el día en que me encontraré,
completamente sola y feliz,
en aquel rincón del mundo
dónde me esperan,
mis ángeles y las almas,
que antes de mí
también partieron...
Sindita