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1 de septiembre de 2011

7, 6, 5...

He hablado con ciertas personas cercanas a mí. He escrito algunos emails, a otras personas a las que tal vez, jamás vuelva a ver.

Para contarles sobre mi decisión. Para despedirme sin dar tantas explicaciones, porque no está bien darlas ni tampoco pedirlas. Aún así, lo hice brevemente, y eso desencadenó una serie de situaciones buenas y algunas desagradables.

En las buenas, tengo presente a la gente que cree en mí y me apoya desde el principio, porque me acepta tal como soy.

En las desagradables, esta semana viví dos episodios, duros, egoístas, agresivos, confusos... que no le deseo a nadie.

A veces, con las despedidas, se remueven muchas emociones. Las personas que quedan se dan cuenta de sentimientos que hasta ese momento no veían.

Tenían que experimentar una "posible pérdida", para despertarlos y emocionarse.

Mientras un amigo se desesperaba por verme como sea (algo a lo cual no accedí), otro me revelaba con un email, lo poco que me conocía. Me trató tan mal!... pero lo perdono y lo comprendo, porque sé que está herido, y a veces, las heridas impiden ver la realidad.

Yo no tengo que dar explicaciones a nadie sobre las decisiones que tomo sobre mi vida.

No es mi culpa, que algunas personas no puedan aceptarme tal como soy y que insistan ver a la persona que ellos mismos proyectan y recrean una y otra vez con sus pensamientos.

Sé que al primer hombre le hubiera gustado estar a solas conmigo para robarme un beso y algo más. Por eso no accedí a su deseo. Porque mi corazón está ocupado, ya he dicho muchas veces que encontré a mi alma gemela.

Sé que el segundo hombre hubiera deseado que yo fuera "una niña infantil, llena de prejuicios, fácilmente manejable, que le contara todas las cosas de mi vida, para que él pudiera cumplir con su papel... él de analizarme..." Le dolió descubrir que yo no era esa mujer y que nunca lo fuí. Según él, le mentí...  pero la única realidad, es que se mintió así mismo, al negarse a VERME con una mente sana y abierta, lejos de todo prejuicio.

Posiblemente pierda dos amigos, o a lo mejor uno. Con el primero, todavía puedo reconciliarme.

De cualquier modo, me siento infinitamente agradecida y llena de amor por todos y hacia todos.

Yo no creo en los finales, ni en las despedidas.

Te voy a decir en lo que creo:

Creo en el Camino y en las personas que lo recorren conmigo.



Te abrazo muy fuerte.


Sinda

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